MI MENTOR...

HORST WEIN

Dedico un espacio especial a un formador de formadores...

 

Horst Wein está considerado y reconocido a nivel mundial como una eminencia en el Fútbol Formativo.

 

Tengo el honor de haber participado en sus cursos y además de ser el responsable de invitarlo a Guayaquil en el 2009 al Curso Internacional de Fútbol Formativo en el Colegio Cruz del Sur, donde me encontraba trabajando en ese momento. Una persona excepcional y un profesional con una visión mas allá del futuro...

 

Una experiencia inolvidable pero sobre todo enriquecedora...

 

Espero poder transmitir todo este "legado" a las futuras generaciones...

 

Profesor Mario Polizzi 

 

 

VIDEOS desde la página web del autor (www.horstwein.net)

Sus trabajos, artículos, fotos, reseñas, frases, etc. son tomadas como "propias" en páginas web y blogs de muchos profesionales del fútbol...invito a denunciar cualquier tipo de "plagio".

 

En mi caso, quiero hacer de sus artículos elementos valiosos de consulta citando la fuente de orígen de los contenidos publicados en mi web.

 

Mario Polizzi

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Artículos de Horst Wein

Más de Horst Wein...

Fútbol a la Medida del Niño 

Entrevista Diario “EL NORTE”-Monterrey (México):  

 

¿Le prestaría una persona normal sus zapatos del N°9 a su hijo de seis años para que los use en la escuela? ¿Lo mandaría con un saco suyo, Talla 38 al desfile de gala? Es obvio que no, cualquier persona en sus cinco sentidos, conseguiría unos zapatos y un saco a la medida del niño para que pueda sentirse cómodo con ellos.

En el fútbol pasa igual. Hemos hecho que nuestros niños jueguen a imitación de los adultos. Y para el niño pequeño, el fútbol de los adultos es demasiado “grande”, demasiado difícil y complejo porque exige un nivel de capacidades físicas y mentales que los niños todavía no poseen.

 

En vez de adaptar el niño al fútbol, como ocurre en todas las partes,  hay que saber adaptar el fútbol al niño,  siempre a su perfecta medida durante todo su crecimiento, como sus zapatos o su saco.. Este concepto, tan lógico y lleno de sentido común, es plasmado por el técnico e investigador alemán Horst Wein en su libro, “Fútbol a la medida del niño” que el editorial más importante en libros y software de deporte, Human Kinetics (USA) publicó en otoño 2000  también en inglés con el titulo “Developing Youth Soccer Players”.

 

El Prof. Horst Wein, un internacionalmente reconocido experto en los juegos de equipo que se dedica desde años exclusivamente a la importante tarea de reciclar los conocimientos de entrenadores de fútbol, expone de manera sencilla los por qué y los cómo de la necesidad de adaptar el juego de fútbol en todas de sus facetas a la medida del niño. En primer lugar, se cuestiona si los niños entre 7 y 13 años deben competir en el fútbol reglamentario, a imitación de los adultos con once jugadores en cada equipo disputando un balón reglamentario en un campo con dimensiones gigantes y porterías en las cuales se pierden los pequeños porteros. .

 

Creo que tiene razón. ¿Cuando un niño de siete u ocho años todavía no sabe dominar a su cuerpo, cómo se puede esperar que puede dominar el balón y uno o más contrarios?  Todavía está expuesto a ejercitarse con un balón  que le llega casi a la rodilla, de un peso que su pierna no puede mover con facilidad, y ese siempre con falta de tiempo por la presencia de un gran número de adversarios y compañeros que le rodean, en búsqueda de este apreciado balón que todos quieren poseer el máximo tiempo posible.

 

Así  un niño llega a tocar tres o cuatro veces el balón o un máximo de un minuto en cada partido, completamente insuficiente para darle los estímulos necesarios para poder crecer. Por eso, dice Horst Wein en su libro “muchos jugadores mueren con 33 –35 años en el campo de fútbol, antes de haber nacido por completo, por la exposición a métodos, contenidos de entrenamiento y competiciones inadecuadas durante  sus mejores años de su aprendizaje motriz, entre los  8 y 12 años. “

 

Horst Wein está convencido de que la gran tragedia del fútbol en nuestro país es que muchos técnicos conocen bastante bien su materia pero no conocen suficientemente bien a sus jóvenes alumnos. Hace falta conocer las necesidades vitales del niño a la hora de practicar su deporte favorito, saber qué es lo que más les gusta para poder descubrir con el tiempo de forma gradual la dificultad y complejidad del fútbol. Y ¿qué descubrió?, algo tan simple que cualquier  niño lo que le gusta del fútbol es tener el balón, y meter goles…

 

Pero en el fútbol actual de los jóvenes el meter goles es algo para privilegiados. Hay uno o dos “cracks” que anotan todos los goles de un equipo, suelen ser los más acelerados en el crecimiento a los cuales favorecen el balón pesado y las enormes distancias hasta llegar a la portería contraria. Y sabemos que éstos que dominan gracias a su estatura, zancada y potencia  pronto, durante la pubertad, suelen desaparecer para  verse sustituido por los más pequeños que en los primeros años apenas tocaban el balón. Sólo competiciones a la medida del niño cuyas reglas cambian como el niño cambia de forma progresiva su nivel de las capacidades físicas y mentales saben estimular correctamente y luego formar desde temprana edad la habilidad,  la voluntad y la inteligencia de un joven talento. “El fútbol de los niños y adolescentes no mejora con una acumulación de partidos o campeonatos,  sino con el continuo desarrollo de conceptos originales que favorezcan la formación integral de los futbolistas y su crecimiento natural sin prisas y pausas.”

 

Con sus programas de juegos simplificados para equipos formados por 2, 3 y 4 jugadores en un equipo, el profesor alemán deja los jóvenes descubrir gradualmente los problemas con creciente dificultad que ha  incluido en cada uno de ellos. Enfrenta los niños en su juegos con  todas las situaciones básicas del  fútbol, para enseñarles no solo como leer el juego sino resolver adecuadamente los problemas que presenta . En sus juegos simplificados todos los niños sientan su capacidad debido a su frecuente acierto en sus acciones. Todos ellos son siempre protagonistas en los juegos simplificados  porque tocan el  balón constantemente y con la posibilidad de marcar muchos goles, lo que favorece el desarrollo de su confianza y personalidad. 

 

En vez de competir once contra once en un campo reglamentario o reducido, Horst Wein propone para los de 8 y 9 años el juego “tres contra tres” de Mini Fútbol  en una cancha de baloncesto pero a  cuatro porterías, dos en cada línea de meta. Jugar “tres contra tres” dice,  fomenta la importante capacidad de percepción de cada uno de los componentes de los dos equipos. En poco tiempo los niños aprenden a  ocupar racionalmente los espacios, a  tocar el balón al primer toque, y mano a mano, que al ver una portería bien defendida, y sin que nadie le diga nada, aprenden a levantar su vista y conducir el balón a la portería menos defendida de los dos a atacar. Y si ofrecemos los múltiples variantes sobre este juego de Mini Fútbol estimulamos capacidades imprescindibles para jugar bien al fútbol como la coordinación, la anticipación, el juego triangular, la cobertura , el desmarque en el momento justo, el pase de pared o de primera intención, y especialmente qué hacer, cómo y cuando hacerlo y finalmente el porqué de una acción y no de otra.

 

Además, debido a los pocos jugadores que intervienen  en el juego se mejora gradualmente las capacidades de comunicación y cooperación entre los jugadores. Todos atacan y todos defienden, todos meten goles, todos están en contacto continuo con el balón durante los dos tiempos de 20 minutos mientras la competición tradicional les condena a ser espectador.

 

Cuando los niños en las competiciones tradicionales suelen perder durante un solo minuto de juego (son unos 40 segundos de juego efectivo) entre 5 y 6 veces la posesión del balón, tenemos que preguntarnos: ¿son los métodos de nuestra enseñanza incorrectos o son los técnicos poco capaces, o debemos culpar a los jóvenes jugadores por su alto porcentaje de fallos en el juego?

 

Yo creo que no. Pongo ahora un ejemplo de algo vivido en uno de los colegios que más prestigio tienen en la Ciudad de México por su nivel deportivo, que ilustra lo anterior. Entrenaban unos niños de “pre-primaria”, tratando de obedecer las órdenes del duro entrenador, que además llevaba lentes oscuros, no sé para qué pues el día estaba absolutamente nublado. Al dar una indicación le dijo a los niños: “¡tóquenla de primera intención!”, la verdad no pude evitar la risa al escuchar a un niño preguntarle a otro: “¿que hagamos qué?”. Y no es que no haya escuchado, es que no había entendido. A esas edades, un niño no entiende lo que es tocar la pelota, menos qué es de primera, y no saben lo que es la intención… Adaptar el fútbol al niño, no el niño al fútbol…

 

Por otra parte, el autor de este libro establece que no es bueno proponer a las edades de 7, 8 y 9 años competiciones en forma de liga, dando puntos por la victoria etc. La competencia a edades tan tempranas es más una proyección de los padres de familia que un deseo y una utilidad para los niños. El niño lo que quiere es jugar. Es el padre de familia quien siente que gana o pierde cuando gana o pierde el equipo de su hijo.

 

Pero educativamente hablando, no es formativo que los niños compitan tan a temprana edad y menos en un solo deporte.

¿Qué se quiere decir con esto? Pongo un ejemplo aunque resulte ridículo. No se puede educar a un niño en la sinceridad cuando tiene un año porque todavía no habla. No es el momento para fomentar en él ese hábito, esa virtud. De igual manera, no es el momento, antes de los 10 años de fomentar en él la competencia como se suele hacer con los adultos. Es indudable que hay un alto porcentaje de deserción del deporte de competencia infantil al llegar a los 13/14 años. Y esto es explicable, el que gana en una competición es uno, todos los demás pierden. Los niños son muy sensibles a la crítica, en especial cuando viene de la gente que más los quiere: su entrenador y sus padres, y no todos los entrenadores ni todos los padres son capaces de aceptar  las derrotas de sus hijos. Entonces tenemos niños que se acostumbran a ser perdedores, hasta que se cansan de hacer tanto esfuerzo para ir a perder.

 

Además, no se debe especializar al niño en un deporte concreto, porque se desaprovecha una excelente oportunidad de desarrollar en él capacidades y habilidades que sirven para toda la vida deportiva. Es por esto que a estas edades, resulta muy conveniente fortalecer la coordinación y la polivalencia, aplicando los múltiples juegos que propone Horst Wein en “Fútbol a la medida del niño”,  incluido las distintas variantes del decatlón o pentatlón.

 

Hablar de estos conceptos implica un cambio radical en la manera de ver la formación de los niños en el fútbol y en los otros deportes. Es un cambio que es necesario, pero que no sirve de nada si sólo algunos cuantos cambian su percepción. Es un cambio de formación, de ideas, de concepción de lo que es el niño como ser humano libre.

 

Este cambio es el que está realizando el Prof.  Wein a través de su libro y sus cursos en 51 países alrededor del globo.  Incluso ha venido varias veces a México donde entre 1998 y 2001 ha sostenido clínicas con entrenadores en 8 distintos clubes del fútbol profesional y en la Universidad de Fútbol en Pachuca. En el mes de febrero de  2000  la Federación Andaluza de Fútbol a través de su prestigioso “Centro de estudios, desarrollo e investigación “(CEDIFA), publicó su segundo libro de fútbol en España que continúa con la misma filosofía del primero. En “Fútbol a la Medida del Adolescente”, igual como en su primer libro que la Real Federación Española de Fútbol editó en 1996, el autor pide a gritos un cambio profundo, de raíz en el fútbol.

 

Hay que volver a pensar en el niño, el protagonista del fútbol base. Hay que dejarlo jugar con zapatos a su medida, e irlos haciendo crecer, en la medida en que él vaya creciendo, de manera gradual, jugando Mini Fútbol  3 contra 3 con 8 años, Mini Fútbol con portero, es decir cuatro contra cuatro con 9 años, 7 contra 7 con 10/11 años y 8 contra 8 con 12/13 años hasta llegar con óptimos resultados con 14 años a la competición reglamentaria 11 contra 11.

 

Termino con las palabras de este autor que son una llamada al inconformismo, las mismas con las que comenzó la conferencia que tuve la oportunidad de escucharle este verano, una frase que nos conviene leer despacio y meditar: “Si haces lo que has hecho siempre, no llegarás más lejos de lo que siempre has llegado.”

 

Por qué los niños de menos de 12 años deben jugar "Fútbol 7" y no con 11 jugadores?

 

 

Estos son los 24 razonamientos que hablan a favor de la práctica del fútbol 7 para los niños de 10 y 11 años en detrimento del fútbol 11 contra 11.


EN EL FÚTBOL 7:

1.- Los jugadores están más veces en contacto con el balón, realizan más pases, controles, conducciones, regates, remates y rechaces. También el portero interviene más veces. Así el fútbol 7 estimula más el aprendizaje de las situaciones técnico - tácticas básicas que el fútbol 11 contra 11.

 

2.- La técnica del pase, del tiro, del control, de la conducción, del juego aéreo y de las fintas se ejecuta con más facilidad y precisión debido al peso y la circunferencia menor del balón nº 4 (ver también el estudio de Horst Wein en este blog sobre “Las razones que hablan a favor de la utilización del balón nº 4 para los niños entre 8 y 13 años en deterioro del balón reglamentario nº.5”).

 

3.- Los jugadores anotan más goles, lo que favorece el desarrollo de su confianza y les motiva a esforzarse más.

 

4.- Los jugadores están más veces expuestos a las situaciones básicas del juego de fútbol (1:1,2:1,1:2,2:2,3:2,2:3 y 3:3), lo que facilita su entendimiento y solución posterior con más acierto.

 

5.- Hay más tiros libres, saques de banda, saques de esquina y penaltis, lo que facilita su aprendizaje.

 

6.- Cada jugador que no tiene el balón participa mentalmente y más intensamente al juego por tener más posibilidades de jugar el balón que en el juego 11 contra 11. Debido a que hay menos jugadores en el campo, debe procesar menos información antes de poder intervenir en la jugada, lo que facilita su acierto en el juego. También del punto de vista físico participa más frecuentemente e intensamente al juego.

 

7.- Es más fácil ubicarse en cada momento correctamente en el terreno de juego. Así el niño de 10 y 11 años se integra mejor en un equipo de Fútbol 7 que en un equipo de 11 jugadores.

 

8.- El juego se desarrolla con más fluidez y más dinámica que el juego reglamentario.

 

9.- El niño de 10 y 11 años disfruta más debido a las razones aquí enumeradas.

 

10.- Se evita una prematura especialización en una demarcación determinada. Se presentan más frecuentemente situaciones en las cuales un defensa ataca y un atacante defiende debido a la menor “profundidad” del campo (60m.). Así, el fútbol 7 exige una mayor polivalencia de cada uno de sus jugadores lo que interesa en la formación de los jóvenes futbolistas.

 

11.- El jugador puede salir y regresar tantas veces como el formador lo desee, con lo cual existe la posibilidad de dar al jugador una necesaria información fuera del campo inmediatamente después de su actuación acertada o una jugada malograda. Así, recibe consejos durante su presencia en el banquillo y no cuando está en el campo y su atención se dirige a la lectura del juego. Aprende mejor.

 

12.- Hay un ambiente de grupo y mucho menos “discriminación” entre los buenos y menos hábiles porque no existen más titulares o suplentes debido a la posibilidad de cambiar al mismo jugador varias veces. Todos van a jugar.

 

13.- Los jóvenes practican un juego parecido a aquel de los adultos porque las dimensiones del campo y el menor número de jugadores facilita el juego de conjunto que se basa en el desarrollo de la capacidad de comunicación y cooperación entre los jugadores. En el fútbol 7 no existe el juego al pelotazo.

 

14.- Se enseña mejor que en el juego reglamentario la capacidad de percepción, de orientación y el manejo del espacio que está a su perfecta medida.

 

15.- El jugador acierta más veces por tener facilidades en la percepción y análisis de la situación, así como en la toma de decisiones. Además, el balón facilita la ejecución de lo que han pensado anteriormente.

 

16.- El jugador puede auto-corregirse mejor que en el juego reglamentario en el cual las situaciones de juego son mucho más complejas y, por lo tanto, el niño precisa de la ayuda del técnico para conocer las razones de su error.

 

17.- Favorece la correcta lectura de juego (entendimiento de lo que ocurre en cada momento) por una frecuente reaparición de las mismas situaciones básicas de juego.

 

18.- Se cumplen los deseos, las expectativas y las necesidades vitales de los niños entre 10 y 11 años. El niño juega si fuera grande porque se adaptó el fútbol a su medida.

 

19.- Es más fácil detectar talentos. También es más fácil para el formador evaluar el rendimiento de cada uno de sus jugadores y encontrar las deficiencias a corregir en los entrenamientos posteriores.

 

20.- Los jugadores menos hábiles contribuyen más al juego, lo que favorece su mejora en las distintas capacidades de juego, necesarias para jugar bien al fútbol.

 

21.- El portero, debido a las dimensiones de la portería (especialmente por su altura de 2m.), acierta más veces, lo que se refleja en su confianza en sí mismo durante el partido. El fútbol 7 favorece su juego de ataque.

 

22.- El formador que, generalmente, está todavía en el proceso de formarse, tiene menos problemas para dirigir un grupo de un número más reducido de jugadores. Puede dar a cada uno de sus jugadores más atención. El fútbol 7 le da facilidades para analizar o leer el juego de ambos equipos y para evaluar el rendimiento de sus discípulos debido a situaciones de juego menos complejas.

 

23.- Los jóvenes árbitros de menos de 20 años encuentran en el fútbol 7 una competición más simplificada y a su medida que favorece su formación gradual hasta llegar a arbitrar partidos de once contra once.

 

24.- Los padres están más contentos ver actuar a su hijo como protagonista en el juego y con posibilidades de marcar más goles que en la competición 11 contra 11.

 

HORST WEIN

Nuevas tendencias en el coaching futbolístico:

EL MUNDO DEL FUTBOL DESCUBRE LAS POSIBILIDADES DEL CEREBRO                  

 

PARA MEJORAR EL RENDIMIENTO Y EL NIVEL DE JUEGO DE SUS JUGADORES

 

Desde años se observa una tendencia en el fútbol, que seguramente triunfará también en otros deportes.  Por primera vez desde hace mucho tiempo, el fútbol, normalmente cerrado a nuevas y modernas tendencias, puede convertirse en precursor de un desarrollo, que pueda conseguir un rendimiento mejor también en otros deportes.

                                        

Algo de la historia del coaching del fútbol

Cada época tiene sus tendencias o modas que la caracterizan. También en el fútbol. La enseñanza y el entrenamiento del fútbol se iniciaron hace más de 100 años practicando únicamente el juego completo para posteriormente orientarse principalmente en la mejora de la ejecución de los gestos técnicos, lo que todavía hoy está vigente en los países futbolísticamente menos desarrollados.      En los años 60 empezó por iniciativa del técnico alemán Hennes Weissweiler la moda de introducir un preparador físico en un equipo del fútbol profesional, lo que hoy es un hecho para todos los clubes, inclusive de aquellos que compiten en segunda y tercera división.                                                                                          Casi al mismo tiempo se produjo en otros deportes una explosión de los resultados, de las marcas y del rendimiento, debido a la introducción de psicólogos en la preparación de sus atletas de alto rendimiento. Los rusos y los americanos han sido los primeros en la década de los años 60 y otros siguieron. El fútbol tardó algo hasta descubrir que también había espacio en la búsqueda para mejorar el rendimiento de los jugadores y del equipo para los psicólogos.                                                     Finalmente, al inicio de los años 90 cuando se celebró el Campeonato Mundial en Italia se puso definitivamente de moda la importancia de la preparación táctica que inicialmente influyó negativamente en la espectacularidad del juego pero ganó rápidamente popularidad en el ámbito de la enseñanza y del entrenamiento del fútbol.

Al principio de este nuevo siglo, cuando la tecnología ya entró masivamente en la vida diaria de cualquier ciudadano, la misma fue utilizada cada vez más en la planificación del entrenamiento y en el análisis del rendimiento del deportista (futbolista). Además se descubrió el órgano hasta el inicio del siglo menos investigado en la búsqueda continua de posibilidades desaprovechadas para la mejora del rendimiento deportivo: el cerebro.

 
   

 

 

 

 

 

                                      

La actual tendencia que está imponiéndose

Todos sabemos, que un determinado nivel de rendimiento cerebral, nos aporta ventajas en todos los ámbitos de la vida diaria. Esto no ocurre solo en los estudios, sino también en el trabajo y para mantener una buena calidad de vida en la tercera edad.                                                                                                              No es ninguna novedad, que nuestros órganos y en especial los músculos, necesitan una estimulación continua, para conseguir un rendimiento óptimo y para mantener este estado durante mucho tiempo hace falta entrenarlos. Muchas empresas orientadas al aumento de sus beneficios enseñaban ya en la última década del siglo pasado al fútbol como mejorar el rendimiento de sus empleados. Formaban a su personal durante el horario laboral con cursos en los cuales se estimuló su cerebro, con el objetivo de mejorar su rendimiento, su efectividad en el trabajo, su memoria y su concentración. 

Los resultados de esta nueva iniciativa del entrenamiento del cerebro se dieron a conocer rápidamente en el mundo empresarial, y cada vez más empresas se inclinaban hacia una formación continua de su personal, para mejorar la efectividad y la productividad de sus colaboradores. Las empresas consiguieron aumentar sus niveles de producción y entraron en expansión.

El fútbol, deporte que hoy se ha convertido mas en un factor económico que en un juego, no se ha quedado ajeno a este desarrollo. Tanto como todos los músculos del cuerpo, necesita el músculo más importante, el cerebro, un entrenamiento continuo y bien dosificado.  Mediante un “Jogging cerebral” no se mantiene sólo la funcionalidad de la red neuronal con diferentes estímulos, sino que se generan nuevas conexiones neuronales (sinapsis) que ayudan al futbolista a conseguir su óptimo rendimiento.

Desde el inicio del nuevo ciclo trabajan febrilmente médicos, psicólogos y pedagogos deportivos con métodos especiales para activar el cerebro de múltiples maneras así como hizo también el autor de este artículo en sus publicaciones –libros y DVDs entre 2002 y 2010 – con propuestas específicas para el desarrollo de la inteligencia de juego en el fútbol.   

                                          

                  

 

 

Se ha desarrollado un entrenamiento específico del cerebro no solo para todas las edades, desde la edad de la guardería infantil hasta deportistas de alto rendimiento, sino también para el mundo laboral, para enfermos y pensionistas, con el objetivo de mantener una determinada calidad de vida que mejorase su capacidad de rendimiento en la vida diaria.  

El “Jogging mental o cerebral” tendrá un futuro prometedor en la segunda década de este siglo. Algunos conocidos clubes del fútbol alemán, como por ejemplo el TSG 1898 Hoffenheim ya han incorporado, con la ayuda de especialistas, el entrenamiento del cerebro en el programa de formación y en el entrenamiento de sus jugadores profesionales. Otros clubes de fútbol y asociaciones deportivas nacionales e internacionales seguirán este camino, como colegios públicos y privados, hospitales y residencias de ancianos.  

 

¿ En qué consiste un “jogging cerebral “?

Dos veces en la semana por un total de una hora los futbolistas realizan una serie de ejercicios destinados a estimular las capacidades cerebrales e integrarlas con una determinada acción motor.

Aquí un ejemplo para aclarecer el método. Dos pelotas que te lleguen simultáneamente en el aire deben ser recogidas, un movimiento semi-automático que exige concentración. Pero cuando te lleguen al mismo tiempo tres o cuatro pelotas de distintos colores debes aumentar el grado de tu concentración para poder recoger por lo menos dos de ellas, las que para ti están más fácilmente alcanzables. En caso de que posteriormente el formador te pide cuales de las pelotas a recoger (por ejemplo un amarillo y un rojo) esta nueva tarea  precisa de una notable capacidad de concentración porque durante el vuelo de las pelotas no sólo debes evaluar los colores de ellas, sino efectuar una selección y realizar el gesto motor de la recogida con las manos.  Algunos días y semanas más tarde el formador del “jogging cerebral” aumenta el grado de dificultad y complejidad del ejercicio. Asocia los colores a números, a letras del alfabeto, a nombres de animales, a plantas o a frutas etc. En este caso tu capacitad de concentración debe ser aún más aguda y las capacidades de percepción, de razonamiento y reacción muy integradas. Actuando así el cerebro forma constantemente nuevos circuitos y crea nuevos sinapsis entre las neuronas que serán el patrimonio inestimable a utilizar por el futbolista en el campo de juego.

                                                     

Las ventajas de un “jogging cerebral” para un jugador de fútbol

El objetivo de esta moda o tendencia en nuestra sociedad, consiste en favorecer de forma óptima el rendimiento de la mente y de la memoria. En el entrenamiento se activan de forma dirigida las funciones básicas del cerebro, tanto el lateral de la lógica como el de la creatividad, mejorando la flexibilidad mental, la capacidad de concentración, el procesamiento de la información y la memoria. Los futbolistas han

 

 

mejorado en procesar y en ordenar toda la información que han obtenido con sus ojos de una determinada tarea o situación de juego, lo que resultó en una mayor capacidad de memoria para nuevos conocimientos y nuevas experiencias. Con poco esfuerzo y bastante diversión muchos futbolistas consiguieron después de algunos meses de preparación cerebral su mejor nivel de rendimiento. 

 

El código genético de un joven puede ser considerado como una semilla que sin recibir agua y sol no fructifica. Así, la totalidad de neuronas y células glia que posee un niño desde su nacimiento necesita una gran variedad de estímulos que define finalmente si se produce un progresivo desarrollo cerebral o no.  Sin una adecuada estimulación, el código genético no nos garantiza un jugador completo e inteligente. ¡El jugador de fútbol nace y se hace!

Como las mejores cepas de una uva no dan un excelente vino si se cultivan en un lugar equivocado, jugadores con un código genético que les facilita el desarrollo de las prolongaciones neuronales que no reciben de su autoritario técnico de fútbol los estímulos adecuados para que inciten a las neuronas cerebrales a conectarse entre sí tampoco desarrollan su potencial innato. Por allí la importancia de no dar como formador o entrenador soluciones sino problemas que los jugadores deben resolver propiamente para que las experiencias generadas entren en la memoria a largo plazo.   

Resumiendo se puede destacar, que a parte de la preparación física y psicológica como factores principales de un rendimiento óptimo, debemos en el futuro fijar la atención en la estimulación de la inteligencia del juego del futbolista mediante preguntas.

 

 

                                     

Solo el jugador que tiene un formador o entrenador que sabe estimular su cerebro varias veces en cada sesión con una gran variedad de estímulos, puede convertirse en un jugador creativo y flexible en su juego. Además sabe solucionar los problemas con mayor facilidad, comete menos errores  y se adapta mejor a nuevas situaciones. Si hasta hoy se medía el rendimiento de un futbolista en términos técnicos, tácticos, de la preparación física y psicológica, ahora también se exige una óptima prestación cerebral porque el fútbol se ha convertido hoy en un juego de cognición, de saber qué, cómo y dónde hacer.

                                                                         

horstwein@eresmas.net

 

 

Complementar el aprendizaje motor con el aprendizaje cognitivo en el Fútbol Base

!El "juego" debería ser el maestro y no el profesor o entrenador!

Antiguamente, la enseñanza del fútbol ha sido caracterizada por un excesivo “directivismo” del profesor-entrenador, ofreciendo prácticas descontextualizadas, desconectadas de las situaciones reales de juego y con falta de significación por el jugador que se aburría por la repetición constante del gesto y su escasa transferencia.

 

Perfeccionando una habilidad motriz específica desvinculada de una situación de juego o de un problema tenía para el jugador poca o ninguna significación y por eso muchas veces se desmotivó.

 

En vez de utilizar todavía este estilo de enseñanza directiva en la cual el profesor propone el ejercicio, decía como se debe realizarlo, proporcionando al alumno una información directa sobre la solución del problema y el deportista repetía constantemente hace falta plantear una enseñanza en el fútbol base mediante la búsqueda o la resolución de problemas. Aquí el formador-profesor propone un objetivo a conseguir, modifica las condiciones del entorno y el alumno utiliza los gestos que consideren adecuados para conseguir ese objetivo.

 

Mediante esta técnica de enseñanza (“el descubrimiento guiado”), lo que el formador pretende conseguir es que sea el propio jugador el que, con la ayuda del profesor, construya sus propios aprendizajes. Así, la intervención del formador se limita al diseño y posterior planteamiento de situaciones de enseñanza en las que las condiciones de práctica conduzcan al alumno hacia el descubrimiento de ciertas acciones técnicas o conductas de juego.

 

Por eso, una moderna y eficaz enseñanza del fútbol en la cual el formador o profesor reemplaza al instructor, considera los jugadores cada vez más como personas activas, constructores de sus propios aprendizajes.

 

Tanto para el profesor como para el alumno, los roles han sufrido hoy una variación respecto a los anteriores estilos de enseñanza. La actividad principal la realiza el alumno, es él quien descubre. Mientras que el formador de fútbol base plantea por medio de juegos simplificados o juegos de temas una serie de problemas para que el alumno las resuelva, siendo guiado mediante múltiples preguntas concretas y claras o bien formuladas por parte del formador. Como lo he demostrado con muchísimos juegos simplificados en el 1er y 2º volumen de “Fútbol a la medida del niño”, el profesor-formador diseña las preguntas que conducirán sus alumnos a la respuesta correcta. Debe esperar las respuestas y no dar soluciones o instrucciones, salvo en casos necesarios y sólo para dar sugerencias. ¡En vez de dar soluciones les da problemas! Cuando obtiene una respuesta correcta del alumno a su estímulo o pregunta, la refuerza. Mientras que no debe invalidar completamente las repuestas posiblemente incorrectas, sino que, mediante el refuerzo, perseguirá con preguntas sucesivas hasta que el jugador encuentre la correcta.

 

La esencia de esta forma de complementar el aprendizaje motor con el aprendizaje cognitivo es una relación particular entre el profesor y el alumno. El formador dialoga abiertamente con sus jugadores (especialmente después de haberlos motivado con una anterior práctica del juego simplificado en cuestión) y les invitan frecuentemente a observar, analizar, describir, comparar, pensar y reflexionar -con su ayuda- sobre los problemas que les presenta en sus juegos o situaciones problemáticas. Les exige y les permite encontrar propiamente la correcta solución al problema presentado, con lo cual contribuye al desarrollo de habilidades reflexivas en sus jugadores. Así, ellos generan propiamente la información (solución) que antiguamente había sido tarea del formador, con el peligro de que esta información se olvidara en pocos días, en vez de entrar en la memoria de los jugadores a largo plazo.

 

Cuando los formadores complementen, en la práctica del fútbol base (etapa en la que los niños por naturaleza son más participativos y espontáneos) el aprendizaje motor de sus alumnos con el aprendizaje cognitivo, se acercarán a un objetivo que hace falta recuperar en la enseñanza del fútbol infantil.

 

Horst Wein